Declarada de Interés Turístico Provincial
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En la Guerra de la Independencia, uno de los factores decisivos para poner en jaque al ejército francés fueron las guerrillas, en la Axarquía, numerosas partidas amenazaban el dominio francés.
El ejército español, era por aquel entonces, un destacamento débil, poco profesional y sobre todo menos numeroso que el francés, que aprovechando la ingenuidad de la Monarquía abusó del permiso concedido para atravesar nuestro país y llegar a Portugal (enemigo común de España y Francia) para ocupar todos los rincones de nuestro país e invadirlo en una perfecta jugada maestra. Así, ante la poca efectividad del ejército español, el pueblo, mejor conocedor del entorno, se organizó en guerrillas que fueron debilitando al ejército francés con continuos ataques aprovechando el factor sorpresa y el desconocimiento de la zona del ejército enemigo, lo que les permitiría una mayor efectividad atando en lugares idóneos para las emboscadas, pero sobre todo para huidas inmunes a represalias.
Cada año, Algarrobo recuerda uno de sus episodios históricos y rinde homenaje a la fallida «quema» del pueblo durante la Guerra de la Independencia.
Durante todo un fin de semana de septiembre, la localidad rememora este capítulo que entrelaza la historia y leyenda para ofrecer a todos los visitantes unos días entre pasacalles, espectáculos ecuestres, premios, gastronomía y una representación.
El pueblo se traslada a 1811, en concreto, al 24 de septiembre cuando el ejército de Napoleón fue mandado a quemar la localidad axárquica. Para ello, el comandante Bellangé llegó al pueblo al mando de una compañía del regimiento 58, mientras que una de las columnas mandada por el Capitán Ricard es asaltada en Algarrobo -el 23 de septiembre- causando la muerte de 12 soldados del ejército francés.
La reacción de Bellangé no se hizo esperar y al día siguiente fue con todo su ejército en busca del causante de dichas muertes, José Segovia, al que nunca logró apresar. Y es que las guerrillas de los bandoleros que entonces imperaban fueron capaces de hacer frente a los ejércitos de aquel momento. Junto a los guerrilleros, la reacción de los vecinos fue energética, dirigiéndose a las autoridades en busca de clemencia, que consiguieron tras enviar a un jinete para obtener dicha clemencia de las autoridades francesas de Málaga.