A pesar de estar embalsado, y de tener numerosas tomas para riego, el tramo final del río Vélez tiene encharcamientos continuos que aportan un elevado valor para la observación de aves, principalmente teniendo en cuenta las reducidas dimensiones del espacio.
Observaremos principalmente especies ligadas al medio acuático y su número dependerá del momento del año en el que nos encontremos, siendo los periodos de migración los que nos podrán deparar verdaderas sorpresas.
Es posible observar en este enclave diferentes especies de patos, zampullines, pardelas, cormoranes, garzas (desde el pequeño avetorillo hasta la garza imperial), flamencos, rapaces, polluelas, fochas y gallinetas, págalos, diferentes especies de gaviotas, chotacabras, vencejos, abubilla, abejaruco, carraca y una gran cantidad de paseriformes.
Mención aparte merecen las aves limícolas, generalmente vinculadas a las zonas húmedas y conocidas por sus largas migraciones, ya que la desembocadura del río Vélez es, posiblemente, el mejor lugar de la provincia para su observación. Durante algunos periodos de otoño o primavera pueden darse cita en la zona hasta cerca de 20 especies distintas. De entre los paseriformes podrían destacarse el avión zapador durante la época de cría, en números reducidos, el carricerín real algunos inviernos, el pájaro moscón, que ha llegado a reproducirse en la zona, y la lavandera boyera como reproductora y, ocasionalmente invernante.
Además, la presencia de cultivos a ambos márgenes del río aumentará de manera notable el número de especies a observar, incluido el mochuelo.
Aves a observar: de cultivos, marinas, de ríos, de riberas y de zonas húmedas.