La punta de Torrox y el Peñoncillo
El comienzo de la Etapa 4 tiene como emblemático escenario las inmediaciones del faro de Torrox, el más occidental de los seis de la provincia de Málaga y situado en pleno yacimiento romano. Aunque normalmente sea factible vadear el cauce del río Torrox desde el propio paseo del faro, lo recomendable es cruzarlo utilizando el puente de la Nacional 340, para lo que hay que realizar un bucle hacia el norte atravesando los jardines y aparcamientos anexos a la ribera llena de cañaverales y algunos álamos.
Ya al otro lado, hay unos acantilados de conglomerados sobre los que se transita unos centenares de metros hasta que una escalinata permite bajar a la playa del Peñoncillo. A pocos metros, en una elevación a la izquierda del camino con unos altos edificios detrás, se localizan unos restos arqueológicos (km 1.5) que tienen una profundidad considerable, merced a un par de arcadas de ladrillo rojo y muros de mampostería. Tiene unas barandas de madera y una alambrada de seguridad.
De regreso a la arena, el piso está bastante apisonado y el paseo cerca de las olas es bonito aunque corto, unos 500 metros en total. Ahora hay que realizar un quiebro hacia el interior hasta contactar con la carretera, en el mojón kilométrico 285 de esta arteria costera y al lado de un varadero de grandes dimensiones.
A pesar de que la playa está muy poco urbanizada, diversas instalaciones tradicionales dificultarían la andancia por la arena, siendo, no obstante, fáciles y frecuentes los accesos a la playa desde el Sendero. En seguida el camino empieza a ganar altura sobre el mar, teniendo una presencia más notable los cortados de esquistos al otro lado de la Nacional y encontrando las primeras escolleras de grandes bloques de piedra entre el Sendero y la playa. Pronto se llega a un peñasco puntiagudo que queda a la derecha del sentido de la marcha, con blancas escalinatas de acceso a las playitas y un pequeño altar decorado en la zona de aparcamientos.
La zona de acantilados marinos
Una curva rectificada de la carretera sirve para avanzar ahora por la Avenida de Calaceite, y pronto se llega a un paisaje peculiar, la calita de Mazagarrobo (km 3.5) de grises arenas y flanqueada por rocosos cortados donde se ven ya algunas albarradas antiguas. El pequeño acantilado marino cobija algunas plantas autóctonas adaptadas al aerosol marino, a la derecha, mientras que encima de un promontorio algo más alto se encuentra la torre almenara de Calaceite, de factura similar a otras construcciones defensivas medievales del litoral. Una gran escollera de bloques de caliza evita el colapso del cortado provocado por la carretera y da paso al acceso rodado a las urbanizaciones aledañas.
Imponentes cerros se yerguen al otro lado de la N-340, donde entre el raro matorral se reconocen todavía centenares de metros de muros de contención hechos con las mismas rocas pizarrosas. Esto se ve todavía mejor en las proximidades de la playa de Vilches, adonde se llega en el kilómetro 5.5. Se toca un poco la arena pero pronto se utiliza un ramal de la carretera en desuso para empezar una ascensión que culmina en el punto más alto del recorrido, en la Torre de Macaca (km 6.2), con un impresionante acantilado marino al que se acerca varias veces el sendero. Ya en plena urbanización que evidencia la proximidad de Nerja, visible hacia levante, se baja progresivamente hacia el nivel del mar.
Las playas y acantilados de Nerja
Rodeando unos altos edificios con jardines, y nada más pasar sobre el poco visible arroyo Seco, se hace un giro brusco cruzando un gran descampado para llegar hasta la playa del Playazo, de casi dos kilómetros de longitud. Esta zona resulta ser un paisaje bastante inusual, pues se ha habilitado una pista de arena apisonada por donde pueden circular los vehículos debido a la proliferación de antiguas huertas alargadas, perpendiculares a la línea de costa y con entradas directas desde la playa. Muchos de esos huertos ya no son tal, sino propiedades con casetas de materiales diversos que se utilizan para el esparcimiento.
Hay también una zona de actividades acuáticas motorizadas y un varadero y pronto se atraviesa la rambla del río Chíllar (km 8.1), que da paso al paseo marítimo de la ciudad. Un hito interesante es la ruina que le da nombre a esta parte de la playa, la Torrecilla, de mampostería y ladrillo. Parece que se erigió en el siglo XVIII, con una planta similar a la Torre Moya de la etapa 2, en sustitución de una anterior. Algo más adelante, en la Fuente de Andalucía (km 8.9) no hay que seguir por el paseo marítimo, que no tiene continuidad en unos metros, si no callejear siempre hacia el oeste por las calles Málaga y el Barrio hasta que por la Plaza de Cavana se llega a la avenida peatonal con palmeras que se asoma al Balcón de Europa donde termina la Etapa 4.