Templete de ladrillo formado por dos cuerpos cuadrangulares, erigido a finales del siglo XVII en memoria de la familia Gálvez y sus donaciones. A este templete o humilladero las gentes del pueblo le llaman “Calvario”, porque era donde se hacía el Vía Crucis en Semana Santa.
El origen del mismo se remonta a finales de 1785 cuando Miguel de Gálvez llega a Macharaviaya buscando reposo y tranquilidad, después de una enfermedad que lo mantuvo apartado de sus ocupaciones en la Corte. Durante los ochenta días que tardó en recuperarse realizó una serie de reformas urgentes, entre las que se encontraba el abastecimiento de agua, para lo que mandó construir tres fuentes públicas, que diseñó el arquitecto Manuel del Castillo, un lavadero cubierto y una carnicería, además de empedrar las calles, pavimento que actualmente se conserva en el Conjunto Histórico.
Para inmortalizar la importancia de tales obras mando levantar a la entrada de la villa el Humilladero con influencia de los monumentos conmemorativos romanos.
El Plan de Dinamización del Producto Turístico de la Axarquía ha financiado un panel informativo descriptivo del monumento.